LA RADIOAFICIÓN HUMANÍSTICA
Cuando algunos radioaficionados sensibles se preguntan sobre el estado de la radioafición, invariablemente dirigen sus pensamientos hacia la renovación generacional. Les preocupa el desinterés de los jóvenes por la radioafición, entre otras cosas porqué no ofrece nada que iguale o supere la oferta actual de telecomunicaciones. El paso siguiente es pensar de que manera puede transformarse la radioafición para que sea atractiva para esta juventud. ¿Qué les induce a desear que otras personas les guste lo mismo que a ellos? El enamoramiento en la radioafición también tiene que ser espontáneo. Tal enamoramiento no existirá si previamente, durante las primeras etapas de la vida de la persona no ha existido un impacto emocional que le creara un gusto o placer tal que posteriormente le incite a buscar algo similar. En estos momentos tal circunstancia no se da.
La idea subyacente es que sin jóvenes la radioafición tiene los días contados. Dicho de otra manera, están descargando la responsabilidad de la supervivencia de la radioafición en unas personas que están agobiadas por un futuro incierto en un mundo en continua transformación en el que impera el neoliberalismo salvaje. El materialismo ha substituido al romanticismo y, sin romance la radioafición carece de significado. La radioafición se ha sistematizado de tal manera que ya no existe la incertidumbre que incita a la aventura y al riesgo. Equipos potentes e infalibles, antenas direccionales de alta ganancia, contactos programados en foros de Internet y, finalmente, la aberración de los sistemas telefónicos como Echolink, han desvirtuado absolutamente cualquier estímulo o interés por las comunicaciones por radio entre amateurs.
¿Importa la ciencia que no proporciona dinero o posición social? Los jóvenes científicos que intentan sobrevivir han de especializarse cada vez más para conseguir alguna oferta de trabajo. Esta especialización tiene como consecuencia saber mucho de muy poco y nada de todo. La radioafición no tiene cabida en esta concepción mercantilista del mundo.
La ciencia y la técnica no bastan por sí solas para convertirse en motores de una nueva radioafición. El radioaficionado científico está obsoleto. Lo que necesita la radioafición es un nuevo radioaficionado sabio, capaz de entender, comprender y compaginar un amplio campo de ciencias naturales y sociales. Lo que se necesita es un radioaficionado humanístico que sea un referente en la dualidad ciencia-sociedad.
En una sociedad, cuya escala de valores ha sido profundamente perturbada por intereses mediatico-económicos, la radioafición puede ser la base de un sistema filosófico presentado como alternativa a las comunicaciones superficiales que ofrecen las tecnologías telefónicas.
La radioafición del futuro no está en el espacio exterior, sino en el espacio interior. La radioafición tendrá porvenir si es capaz de llenar vacíos, planteando preguntas y dando respuestas desde una perspectiva transversal.
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