ROMERIA A MERCAHAM 2012
El peregrinaje es el viaje que emprenden los creyentes hacia un lugar que tienen por sagrado. La romería es el peregrinaje más fiestero, en el que el viaje pierde importancia y prevalece la fiesta por sí misma pero, en el fondo, la romería es la visita a un sepulcro donde se venera un icono.
Estas manifestaciones sociales, no siempre son, necesáriamente, de carácter religioso, o al menos el objeto de veneración puede que no represente una creencia religiosa, en el sentido espiritual de la palabra, aunque se den diversos indicadores muy parecidos. Cada colectivo puede crear su propia romería, y los radioaficionados, como grupo social, no quedan excluidos de esta práctica mística.
En diversos lugares de la geografía mundial se dan acontecimientos con características de romería. En la provincia de Barcelona, hubo un tiempo en que convivían dos romerías, pero desde hace unos años, y por el descenso de vocaciones entre los feligreses, sólo sobrevive una, la más antigua de las dos.
Igual que ocurre con la religión dominante en España, el número de parroquianos ha disminuído considerablemente, entre otras cosas, porqué la radioafición ya no es la única “ventana abierta al mundo” que antiguamente atraía a los jóvenes. Las nuevas técnicas y tecnologías han abierto multitud de “ventanas”, muchísimo más baratas, eficientes, divertidas y al alcance de cualquier persona.
Nadie podrá decir que no avisé durante muchos años sobre la necesidad de modernizar la radioafición, de cambiar obsoletas formas de practicarla, de apartar a viejos dirigentes cuyo único interés era ser “presidente”, como si este cargo equivaliera a una titulación universitaria. Como en otros ámbitos de la sociedad, ciertos medios de comunicación (revistas y programas de radio) tuvieron mucho que ver en el continuísmo desfasado con el que quisieron representar su forma de ver y entender la radioafición.
Ahora se ven los resultados. En MercaHam 2012 sólo asisten viejos Ni tan solo viejas. La radioafición es una afición machista, endogámica y decimonónica, que ha rechazado cualquier intento de innovación y que ha anatemizado a todo aquél que osara denunciar la necesidad de profundas reformas, cuando no, cambios radicales.
La radioafición la mataron todos aquellos que quisieron vivir del cuento, aprovechándose en beneficio propio, con la adquiescencia de la mayoría de pacatos que substituieron la charla de la barra del bar por el sillón del cuarto de la radio.
Pero el radioaficionado es un animal que no aprende de sus errores, y se enterca en perpetuarlos mientras pueda sacar algún beneficio particular. Por eso MercaHam aún sigue en pie, porqué sigue habiendo viejos peregrinos que lo sostienen con una fe irracional, y unos sumos sacerdotes que creen que aún pueden sacar tajada.
Pero les queda poco a unos y a otros. El tiempo pasa y la edad no perdona.