RADIOAFICIONADOS DESACTIVADOS
Durante el periodo 1939-1975, la disidencia fue castigada duramente en España, tal vez por esto, los radioaficionados, que durante estos años estuvimos forzados a pertenecer a una única asociación legitimada por el franquismo aún no nos atrevemos a enfrentarnos a los problemas que nos están creando la Secretaria de Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información SETSI (http://www.mityc.es/Telecomunicaciones/Secciones/Espectro/Radioaficionados/legislacion/), las corporaciones municipales y las asociaciones de vecinos que, entre otras cosas, parece que han emprendido una guerra contra nuestras antenas.
El radioaficionado, eminentemente individualista, ha sido incapaz hasta ahora de defender sus actividades, salvo en algunos foros como el de la Unión de Radioaficionados Españoles, URE (www.ure.es) donde más que una defensa, lo que allí se escribe son simplemente quejas. Quejas por otra parte inservibles al tratarse de un foro privado al que no tiene acceso el público.
Parece que el tiempo de las grandes manifestaciones ha pasado, salvo algunos colectivos que aún la usan, probablemente porqué, contra el sentir común, aún da buenos resultados, sin embargo, aparecen nuevas formas de protesta que tal vez nos podría ser útil. Me estoy refiriendo a la corriente de culture jamming cuyo propósito no es interrumpir el canal de comunicación sino de utilizar la propia estructura del poder y sus sistemas de comunicación para tergiversarlos. Su propósito es la crítica del actual estado de cosas (http://www.campusred.net/forouniversitario/pdfs/comunicaciones/opinion/Florencio_Cabello.pdf)
En el periódico La Vanguardia Digital (http://www.lavanguardia.es/lv24h/20080512/53462619587.html
de hoy, lunes 12 de mayo de 2008, se publica un interesante reportaje de Maite Gutérrez, titulado Otro activismo es posible, de donde extraigo un revelador comentario de Jordi Claramonte, profesor de Filosofía de la UNED, que ha estado y está implicado en varias iniciativas que se basan en el culture jamming para lograr sus objetivos. Durante tres años dio clases en el Massachusetts Institute of Technology sobre esta materia. El profesor Claramente afirma que: "el activista, y no me gusta esta palabra, adquiere una cierta posición de superioridad moral por el hecho de serlo, y esto provoca rechazo en algunas personas. En cambio el culture jamming no pretende moralizar, sino que invita a que cada uno piense por sí mismo"
El sentimiento general entre los radioaficionados españoles es que la sociedad nos rechaza, y este rechazo se debe, fundamentalmente a la ignorancia social que se tiene de nuestras actividades, a causa de la nula capacidad que tenemos de comunicarnos con nuestro entorno.
Esta fuera de toda duda que si los radioaficionados no nos movilizamos en defensa de nuestra afición, nadie lo hará por nosotros, más bien al contrario, lo más probable es que el rechazo aumente hasta conseguir la completa extinción de esta actividad que fue la base de la moderna sociedad de la información.
Los responsables de los diversos radioclubs y, muy especialmente, los directivos de la Unión de Radioaficionados Españoles URE (www.ure.es) debería tomar buena nota de ello y empezar a dar ejemplos de movilización ciudadana. ¿Entenderán el mensaje?
Para más información:
http://www.campusred.net/forouniversitario/pdfs/comunicaciones/opinion/Florencio_Cabello.pdf
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